Marzo de 2020 ha sido un mes atípico, no solamente en el sector inmobiliario, sino en casi la totalidad de los sectores que comprenden la economía mundial.
En China ocurrió a mediados de Diciembre y el resto del mundo parece que ha querido tener una venda para evitar ver, lo que era inevitable.
Afrontamos en el momento de escribir estas líneas, un confinamiento la mitad de los habitantes del planeta. Viviendo así al menos tres tipos de CRISIS al mismo tiempo, la primera sería la sanitaria, la segunda sería económica y una tercera que sería de confianza.
Empiezan a escribirse post, artículos de cómo va a evolucionar el sector inmobiliario en un corto y medio plazo. Al parecer todos coinciden que reinará la normalidad en el largo plazo.
A nivel personal, creo que es demasiado prematuro decir si el precio de la vivienda bajará (he llegado a leer que incluso hasta un 10%), porque desconocemos como se va a resentir la economía y cómo va afectar a la confianza del cliente.
Sabemos que el precio de una vivienda, está provocado por diferentes variables como: el nivel de salarios (dependerá de la curva de empleo), el acceso a la financiación… y sobre todo la confianza del consumidor. No se trata de si el precio de una vivienda es correcto o no, se trata de si las personas van a tener la suficiente confianza para aventurarse a realizar la que normalmente es la mayor inversión de su vida.
Será necesario seguir esperando un poco más, para poder hacer una previsión algo más real, de momento se dibujan diferentes escenarios pero ninguno de ellos gana protagonismo frente a los otros. Lo que parece inevitable es que se necesitará la ayuda del Estado (tal vez permitiendo que los compradores de primera vivienda, puedan financiar el 100% del valor de compra de una vivienda, sin necesidad de tener unos ahorros superiores al 30% del precio, siendo la norma general a día de hoy).
Lo que parece claro es que, la mayoría de la población entiende que tras esta pandemia (para mí es una guerra mundial), las personas van o están cambiando ya, su modo de relacionarse, de comportarse como consumidores, y seguramente sus expectativas a la hora de comprar una casa, sean otras a las que han estado siendo recientemente. Es posible que trabajar desde casa sea algo habitual, que las empresas de verdad, tomen la decisión de digitalizarse, lo que implicaría que los diseños de las viviendas puedan cambiar, la luz, espacios abiertos o un despacho sean características muy valoradas por los futuros compradores.
Mientras esto ocurre, tratemos de formarnos, prepararnos mejor para entender el futuro a corto, medio y largo plazo.
Cuídate.